Cómo publiqué mi primer libro
De la casualidad, a la ilusión, el desengaño y, al final, autopublicar.
Todo empieza con un final, como muchas otras cosas en la vida. El fin de mi trabajo por cuenta ajena al cerrar la empresa en la que trabajaba. Invertí gran parte de la indemnización en formarme. Por otras cuestiones, me apunté a varios cursos de mindfulness y me interesó tanto que hice varias formaciones universitarias y como instructora.
Pero soy más divulgadora que profe.
Por eso me abrí un blog para publicar mi personal visión del mindfulness aplicado a la vida cotidiana. Todo muy práctico y terrenal, alejado de los libros más teóricos y espirituales que encontraba. Un punto de vista diferente y muy mío, que hasta ese momento no existía o yo no lo había encontrado entre la enorme bibliografía que manejaba en las formaciones.
Una «editorial» se interesó por mis entradas en redes y en el blog. Y me propuso escribir un libro. Y lo hice con la ilusión en la punta de los dedos. Quedamos un día en una cafetería de mi ciudad (su sede estaba en otra). Llevé mi libro impreso, ya validado por varias lectoras beta, encuadernado y acompañado de mis nervios y mi ilusión.
Ni lo miraron.
Desengaño uno. Primer velo que se me caía de mis ilusionados ojos.
Me enviaron el contrato, que no me convencía, y lo comenté con personas que ya habían publicado. Entre tanto, contacté con una chica que ya había publicado con ellos y me contó que no corrigieron su texto. Ella es profesora del tema sobre el que iba el libro, pero no escritora. Sabe del contenido, pero no tanto de estilo y se le coló alguna errata. Ahí estaban (las erratas) cuando abrió el libro por primera vez (no se lo mostraron antes ni para revisar galeradas) en plena presentación, rodeada de su gente y de desconocidos, roja como un tomate.
Desengaño dos. Segundo velo que me caía de los ojos.
El contrato exigía tres presentaciones en lugares top tipo el Corte, la Casa y la Fn… Lo bueno es que lo tenía que gestionar yo. Una exigencia para la que no te daban nada, cero ayuda, cero contactos, nada.
El pago era en forma de libros. ¿Qué iba a hacer yo con 600 ejemplares, o 100 o 200? ¿Me los admitiría el casero como pago del alquiler, podría darlos a cambio de comida en el supermercado?
Vamos, que tenía que venderlos, distribuirlos, publicitarlos…
Tercer, cuarto, quinto velo que me caía y empecé a verlo claro.
Entonces, ¿qué hacían ellos? ¿Solo maquetar e imprimir? Eso no es una editorial.
En una empresa de servicios editoriales pagas por esos servicios. En una editorial tradicional, ellos lo hacen todo y te pagan un porcentaje de venta.
Entre una y otra hay muchos tipos de empresas, que se ponen la etiqueta de editorial sin serlo, y sobre las que os prevenimos porque se nutren de la ilusión de los escritores noveles.
No caigas.
Decidí no firmar ese contrato, que incluía más aberraciones de las que cuento (sobre la cesión de derechos, por ejemplo), y me seguí formando en marketing editorial, escritura terapéutica y creativa, proceso editorial, etc.
En una de esas formaciones (Molpe) conocí a la correctora y al maquetador de mi primer libro, Entrena tu atención para lograr tus metas, y lo autopubliqué. Todas las decisiones son mías y los beneficios también, después de invertir en él. También los errores.
En esa misma formación nos pedían que acabáramos el curso con una novela escrita. Desempolvé mis notas y relatos de juventud y trabajé con una mentora (para aprender más) y correctora, Paola C. Alvarez, mi primera novela La casa de Mar.
También publiqué la colección de relatos con ayuda de la correctora y mentora Esther Magar.
Desde entonces ha llovido mucho, he crecido, me he formado (especial mención al máster de José de la Rosa), he ayudado y acompañado a otras escritoras para publicar o con la escritura personal. Y no he dejado de escribir. Entre mis libros y los que he escrito para otras autoras, llevo más de treinta. Casi nada.
Quién me lo iba a decir cuando de adolescente escribía para mí, historias inventadas, que guardaba en una carpeta, o letras para canciones.
Ahora soy fan de la autopublicación por lo que tiene de control del proceso. Eliges a la correctora con la que más match hagas, la maquetación, portada, etc., que mejor te cuadra, y todos los derechos son tuyos.
Sí, es más costoso, en dinero y en tiempo, y no todas nos lo podemos permitir. Si trabajas ocho horas al día y tienes vida privada y social, el tiempo para cumplir con todas las tareas que conlleva la escritura y la publicación es escaso. Además, al publicar con editorial tradicional, tu libro llega a tiendas a las que no puedes acceder sin distribuidora.
Por eso, no seré yo quien te diga qué es lo mejor. Solo te sugiero que estudies todas las opciones y escojas la que mejor va contigo y tus objetivos.
De todos los libros que he publicado, los dos primeros son los que mejor funcionan. Dicen que a los meses de publicar un libro en Amazon, pasado el tirón inicial, es difícil seguir vendiendo y se quedan en los «sótanos» de la plataforma. Con satisfacción puedo decir que mis dos primeros son long seller. Que mi novela, que salió al final del confinamiento, está viviendo una segunda juventud y es el libro más vendido de todos los míos desde hace varios meses. Y el primero, el de la atención, sigue un goteo de ventas constantes que lo convierten en mi mejor decisión.
¿Cómo fue tu primer libro? ¿Aún no has publicado pero quieres hacerlo? Cuéntame tu experiencia.
Aquí mis libros:
Entre mis colegas de escritora hay historias para todos los gustos, pero sea como sea la forma de publicar, la escritura nos ha picado y no podemos ni queremos dejar de hacerlo por más que ahora parezca una moda.
Fuiste la primera en confiar en mí como mentora y no lo olvidaré nunca. Aparte de que fue un honor trabajar en una gran novela como es «La casa de Mar». ❤️
Muy bueno 😃. Yo busco una persona o empresa de servicios editoriales, pero que lo haga todo, menos escribir. Todo. Sabes de alguien ?