Escribir a diario ha sido una de las cosas más transformadoras que me han pasado.
No te quedes con la idea romántica de la frase, ni creas que escribo todos los días. Hace poco teníamos esta conversación con autoras principiantes porque en redes se vende que debes escribir todos los días; algunas más atrevidas te dicen hasta el número de palabras que debes cumplir. No, no funciona así. La conclusión fue que hay otros aspectos de la escritura, en este caso nos referíamos a una novela, que son parte del trabajo, como buscar localizaciones, documentarte o simplemente rumiar las ideas.
Si incluyes la escritura íntima y personal y las redes, como lo que hacemos en Substack, sí, puede que escriba (casi) todos los días.
Escribir, dejémoslo en a menudo, me ha dado autonomía, estructura y una forma de expresión tan viva que ya no sé caminar sin ella.
Ahora bien, una cosa es escribir cuando puedes y otra muy distinta es hacerlo cada día. La diferencia se nota. Se nota dentro. Y si alguna vez has querido hacerlo, pero no sabes cómo sostenerlo sin que se te vayan las ganas de vivir por el camino, te dejo lo que a mí me funciona (y me salva).
💡 Empiezo escribiendo de una forma que me tranquiliza.
No arranco con un word en blanco. Cojo papel, garabateo, dibujo, suelto ideas a mano. El sonido, el gesto, la tinta… todo me centra. Y a partir de ahí, vuelvo al ordenador con otra actitud.
💡 He dejado de esperar sentirme inspirada.
No todos los días son brillantes. Pero no hace falta. Escribo porque sí. Porque ayer escribí y hoy sigo. Es memoria muscular. No empiezo con las ganas, empiezo con la costumbre.
💡 No juzgo las ideas que tengo.
Tener muchas ideas o no tener ninguna, da igual. La cuestión es dejar de juzgarlo todo. Porque al escribir, lo que cuenta es, eso, escribir. Las buenas ideas se repiten, se reformulan, se afinan. Pero si te bloqueas antes de empezar, ya has perdido.
💡 No me pongo seria.
No necesito “disciplina.” Necesito rutina. Escribo a la misma hora más o menos, sin ceremonias. No me presiono con el “deber.” Me siento y escribo. Eso es todo. Nada de mística.
💡 Escribo antes que nada.
Antes de mirar el móvil. Antes de contestar correos. Antes de fregar. Escribo primero porque es lo que soy. Lo demás puede esperar. ¿Lo crees? Esto ha sido cuando me ponía en último lugar y seguía consejos ajenos. Ahora, por mis biorritmos, hago tareas más mecánicas y obligatorias, y dejo la tarde para escribir. Cuando en cabeza no está ya en último lugar, el horario que escojas es cosa tuya, el que mejor te venga y te sirva. Así que esa prioridad es más mental, que te lo creas, es entonces cundo siempre tendrá hueco, a la hora que sea.
💡 Escribo sobre lo que tengo en la cabeza.
Eso que no te quitas de encima, eso que no puedes dejar de pensar, eso es tu material. Y cuando lo usas, el hábito se refuerza solo. Escribir se vuelve más fácil porque todo te sirve.
💡 No me doy la opción de no hacerlo.
La opción de escribir o no escribir no está sobre la mesa. No me la permito. No cada día. Escribo porque sí. Como quien se lava los dientes. No hay dilema, como te comentaba en el unto del horario.
💡 Escribir mil palabras no es un drama.
No son muchas. No son pocas. Son palabras. Y si no las dejas salir, te oxidas. La escritura es un oficio, no una estatua. Hay que ensuciarse un poco. Hay que dejar que fluya, sin presionarse hasta el extremo, porque eso bloquea.
💡 Me permito ser más descarada.
Más auténtica. Más yo. No se trata de provocar, sino de dejar de esconderme. Dejar de poner paños calientes por si lo lee X. He dejado de pedir permiso. Porque cuando escribo desde ahí, pasa algo de verdad. Escribo como si nadie me fuera a leer (algo muy real).
💡 No escribo para huir de lo que siento.
Escribo para atravesarlo. Para entenderlo. Para compartirlo. Y cuando lo hago, cuando me dejo llevar de verdad, escribir deja de ser una tarea y se convierte en una experiencia.
💡 Y, a veces, me recuerdo mi porqué.
Porque no estamos escribiendo por escribir. Cada una tiene una causa. Algo que le revuelve. Algo que necesita decir. Y cuando conecto con eso, escribir se vuelve inevitable.
Si tú también quieres encontrar más libertad a través de tu escritura,
te encantará lo que estamos construyendo en la zona Premium de Por amor al arte.
🌸 En la zona de pago encontrarás:
— Ratos de escritura compartida, sin exigencias.
— Mini-retos y ejercicios semanales que despiertan las ganas de escribir.
— Acceso a recursos prácticos .
— Y, sobre todo, un espacio donde escribir no es un lujo, sino una forma de cuidarte.
Muy pronto empezamos.
No me deja unirme a la parte de pago. No me sale la opción 🥲