Las tomas de decisiones nos abruman, la falta de control sobre lo que emprendemos y de lo que no sabemos si acabará bien (o al menos como deseamos) nos crea ansiedad, la falta de respuesta a nuestras acciones provoca desesperanza, la necesidad de seguir dándole a los pedales sin conocer el rumbo puede darnos miedo… Muchas veces sentimos bloqueo, parálisis, vértigo… Lo dejamos todo unos días para tomar impulso, o abandonamos para comenzar de nuevo, o seguimos a pesar de todo. Y los días siguen con las miles de decisiones y microdecisiones que tomamos o debemos tomar y caemos exhaustas en la cama buscando ese sentimiento de satisfacción que siempre os digo que busquéis. Porque cada día suceden cosas en la vida por las que sentirnos agradecidas.
Un bucle del que podemos salir de variadas maneras. Por ejemplo:
¿Qué es exclusivo del ser humano que puede mejorar la toma de decisiones, la creatividad y la productividad y, además, es completamente gratis?
Mi respuesta es clara: escribir.
Que yo sepa, los humanos somos los únicos con capacidad para usar esta poderosa herramienta
Normalmente la usamos solo por necesidad para solventar cuestiones básicas como escribir la lista de la compra, correos electrónicos, ideas sueltas, rellenar impresos, mensajes de texto y poco más. A no ser que tu trabajo te exija otros usos.
Y es una pena quedarnos ahí porque la escritura tiene un superpoder que no todo el mundo utiliza:
La escritura es un superpoder que puede desbloquear partes de tu mente a las que es más difícil acceder de otra manera.
Increíble pero cierto.
Tu mente en la escritura
Os he hablado ya de la escritura como mapa porque es un imagen muy visual y acertada. Significa que al poner los pensamientos sobre el papel, podemos navegar por ellos más fácilmente, sin perdernos en la rumiación; nos da una visión con perspectiva de dónde estamos y adónde queremos llegar.
En estos momentos de la vida en la que sentimos una sobrecarga de información, la escritura no es solo un medio para expresarnos y comunicación. Es una herramienta que nos da claridad, comprensión y conexión. Una herramienta para pensar.
Hay varios objetivos en el uso de la escritura como herramienta. ¿Te seduce alguno?:
La escritura es un filtro cognitivo. Dada la gran cantidad de información que consumimos a diario, en lugar de solo absorber de forma aleatoria, escribir sobre lo que lees, ves o escuchas te obligará a hacer una investigación preliminar para seleccionar fuentes de alta calidad y ser más intencional con tu dieta de información. De esta manera, la escritura se convierte en un filtro para la información que entra en tu mente, para las semillas que plantas en el jardín que es tu cerebro.
La escritura te da la mejor explicación. Dijo Boileau, un escritor francés, que «lo que está bien concebido se enuncia claramente, y las palabras para decirlo llegan con facilidad». Observa cuando luchas por explicar o escribir algo con tus propias palabras y no te sale; a menudo significa que no has captado completamente la idea. Escribir es una forma a veces dolorosa de resaltar esas brechas. Escribe tu pensamiento: si puedes escribirlo, realmente puedes explicarlo y, si puedes explicarlo, puedes comprenderlo.
La escritura es un potenciador de la memoria. El efecto generación responde al hecho (estudiado en una investigación de 1978) de que la información se recuerda mejor si se crea activamente desde la propia mente en lugar de leerla de manera pasiva. De esta manera tomar notas (o apuntes en clase/reuniones) garantiza un modo de aprendizaje activo ya que contribuye a que se formen conexiones entre el nuevo conocimiento y el preexistente, lo que hace más fácil la recuperación de información en el futuro. Y cuando la memoria inevitablemente te falla, siempre puedes volver a tus notas para refrescarlas. Y si quieres recordar mejor, reformúla tus notas escribiéndolas de nuevo con tus propias palabras.
La escritura despierta la creatividad. La creatividad depende de la capacidad humana para conectar ideas existentes. Las ideas están flotando y solo aparecen cuando les prestamos atención y conectamos unas con otras trayéndolas al frente. Escribir es una excelente manera de crear una base de datos de ideas con capacidad de búsqueda, para que puedas conectarlas y generar tus propias ideas que crecen exponencialmente; de una sola palabra puede salir una novela entera, de una idea básica puede salir la solución a un problema complejo. Además, aunque muchas personas tengan ideas similares, el camino hacia ellas a menudo difiere de mente a mente. Escribir tus pensamientos te ayudará a rastrear la vida de tus pensamientos y proporcionará material único para producir contenido creativo.
Hasta ahora seguramente hayas leído textos míos sobre la escritura relacionada con las emociones, la autoterapia y el desahogo interior. Como ves en el texto de hoy, es también una forma de pensar mejor, tanto individual como colectivamente.
Para aprovecharlo al máximo, escribe más, escribe a menudo y comparte algo de tu escritura con el mundo. Para muchas de mis compañeras y para mí misma, escribir en un blog, o las newsletter que enviamos a nuestra comunidad, tiene algo de todo esto. A menudo nos quejamos de que no sabemos si somos gotas en un océano y nadie nos lee. Pero es que el verdadero beneficio es escribirlo. Si además ayuda a quien lo lee, le distrae, le da nuevas ideas, etc., es un beneficio exponencial. Solo el hecho de procesar el pensamiento y ponerlo en palabras ya es una ganancia personal. No quiero decir con esto que tengas que publicar lo que escribas. Quédatelo para ti o compártelo. La riqueza para tu mente es escribirlo. Lo demás son regalos añadidos.
Crea tu práctica de escritura
¿Sobre qué escribir? ¿Con qué frecuencia debes escribir? ¿En qué formato? Podrías pasar horas y días pensando demasiado en cada aspecto y no escribir ni una sola línea. Si no sabes por dónde empezar o quieres replantearte tu escritura si ya la practicas, te sugiero que reflexiones sobre estas preguntas:
¿Por qué escribo? Explora tus motivaciones más profundas para escribir. Por ejemplo: ¿es para expresarte, informar a los demás, entretener o tal vez para sanar? Tu porqué te ayudará a comenzar (o continuar), incluso si aún no has decidido la forma y la frecuencia de tu escritura. Con un motivo claro, puedes sentir la confianza para empezar. De hecho, escribir la respuesta a esta pregunta ya es un ejercicio potente incluso si la frase comienza por un «no sé qué escribir…».
¿De qué me encanta aprender? El proceso de escritura es mucho más agradable y las palabras fluyen más fácilmente cuando sigues el hilo de tu curiosidad. Tu qué podría ser algo externo, no necesariamente las emociones o sentimientos, eso puede venir después. Empieza por lo que te sea más sencillo o cercano.
¿Para quién escribo? ¿Estás escribiendo para ti misma, para un grupo concreto de personas o para el mundo en general? Comprender a tu quién te ayudará a adaptar el tono y contenido al lector, que podría ser simplemente tu yo futuro.
Con estas respuestas ya has empezado y solo tienes que seguir. Unos minutos al día o a la semana; un diario personal (journaling), un blog o un libro. O, como yo, estas cartas semanales.
Sea como sea lo que comiences, puedes cambiarlo y experimentar con otras formas. Verás que escribir te ayuda a pensar, a procesar ideas y a ver en el mapa todo lo que revolotea en tu mente facilitándote elegir la mejor ruta. Lo hagas como lo hagas, solo te pido esto: ¡diviértete!
Te deseo un rato de escritura ameno y fructífero.
Para darle vidilla a tu escritura puedes seguir las ideas que doy en mis distintos libros:
Escribir desde las entrañas: reflexiones sobre distintos temas de escritura (duelo, miedo, alegría, duda…) con sugerencias de ejercicios.
Curso de escritura emocional: programa para empezar desde cero con teoría y práctica. Mucha práctica.
Escribir la vida: para las que ya escribís, nuevos ejercicios con nuevos temas.
356 reflexiones para 365 días: disparadores de escritura a partir de citas de diferenets autores.
Hasta la próxima semana.
Pilar