Hoy os comparto el capítulo 4 de mi libro «Escribir desde las entrañas».
No es un post de venta, ni sigo ningún consejo de márketing (de hecho, no pongo ni enlace).
Lo comparto tras leer el mensaje que nos hace llegar el centro escolar de mi hijo, a raíz del fatal accidente que sesgó la vida de uno de sus compañeros este sábado, con solo 16 años. Nos dan consejos que se basan en el hablar o dejar que callen si no pueden hablar. El texto es correcto, está bien, pero para mí le falta la opción de «si no te sale hablar, escribe», como sugerencia.
No creo que este correo les llegue, ni quiero ser «papista», ni aprovechar el momento para hablar de lo mío. No es esa la intención. Aporto el grano de arena de lo que conozco y, en lo que no sé, no entro. Los psicólogos y la familia tienen la última palabra y el gesto adecuado.
Por si a alguien le ayuda, este es un capítulo breve sobre las despedidas:
ESCRIBIR UNA DESPEDIDA
«Adiós, mi amor querido. Gracias por todo lo que me diste, y gracias por cada vez que vuelvas a pensar en mí»
Alejandro Casona
Durante la pandemia no han sido pocos los allegados que se nos han ido y de los que no hemos podido despedirnos. En ocasiones así, es recomendable escribir una carta a la persona que nos ha dejado.
No solo cuando la pérdida es por una muerte. Ante la separación de una pareja, en especial si la ruptura es traumática y en el proceso solo sale lo peor de cada uno, escribe una carta de despedida a la persona de la que te enamoraste, la que dejó de ser para convertirse en lo que es. Por supuesto, no hace falta enviarla. Solo saca de ti todo lo que sientes por esa persona, lo que quisiste decir y no has podido.
Las cartas son una buena manera de sacar a la luz lo que llevamos dentro, desahogarnos y aclarar nuestros sentimientos hacia nosotros mismos u otra persona. Incluso puede ayudarnos a tomar una decisión que no vemos o no nos atrevemos a hacer realidad.
Cuando no se llevan a cabo los rituales de duelo habituales en nuestro entorno o no han sido suficientes para nosotros, utilizar otras herramientas, como es el caso de la carta de despedida, nos proporcionan una oportunidad para resolver ese duelo o separación y mitigar el dolor.
Hablo de cartas de despedida, pero puedes usar otras herramientas de escritura como un relato o una entrada en tu diario. Se trata de poner palabras a la realidad que estás viviendo, duelo o separación, y encontrar un lugar para esa persona que se ha ido en tu mente y en tu emoción. En muchas ocasiones, darle un nombre a lo que sientes ayuda a liberar y conseguir la paz. Examinar si hay culpa y sanarla con palabras. La despedida escrita no es olvido, sino reconocimiento a la persona. Si es una pérdida por fallecimiento, vas a decirle que conservas su recuerdo. Dale ese espacio que merece y que siempre será suyo. Escríbele con el corazón.
En los últimos tiempos he encontrado muy bellas despedidas en las redes sociales. Sí, también vale. He podido leer hermosos textos hacia una persona fallecida, o ante una separación de pareja en la que se reconoció el amor que hubo, o por un hijo que se va a vivir a muchos kilómetros. Despedidas que el cuerpo nos pide hacer públicas y que ayudan a cerrar círculos y sanar heridas.
Si es una ruptura, la carta (que puedes romper después si no quieres dejar nada que te una a esa persona) libera tus emociones descargándolas en ese papel que todo lo soporta. Vacíate de ella, libera las cadenas y saca el dolor, la humillación, la tristeza, las desavenencias… Para que tu yo renazca debes liberar esos sentimientos que el proceso te ha causado.
Decir adiós no es fácil. Al contrario, puede ser doloroso y complicado. Puede tenerte llorando delante del papel con el bolígrafo en suspenso, te temblará la mano, te nublará la vista. Y eso está bien. Las lágrimas drenan y sirven de vehículo a todo lo que deseas sacar. Déjate sentir.
Las despedidas forman parte de la vida y no podemos evitarlas, aunque nos cueste decir adiós. Es todo un aprendizaje el saber desprendernos de lo que ya no forma parte de nuestra vida y seguir adelante, porque la nuestra sigue y todo lo que está por venir nos necesita como personas enteras.
Las despedidas son difíciles porque las asociamos a una pérdida de lo que creíamos seguro en la vida; de pronto nuestro mundo cercano cambia, así como cambia nuestro rol en él. Como todo cambio, implica pérdida no solo de la persona, sino de todo lo que conllevaba estar con ella.
Pasado un año de la muerte de mi abuela, mi madre seguía cogiendo el teléfono para llamarla. Son detalles que surgen en el día a día y que nos unen a esa persona.
La carta, como herramienta de escritura terapéutica, tiene unas implicaciones diferentes para cada persona y en cada momento.
Antes de escribir, explora qué miedos escondes tras la idea de despedirte. En general, el más común es el miedo al olvido, en el caso de un fallecimiento, junto con un sentimiento de deslealtad o traición al seguir viviendo sin esa persona. Sin embargo, despedirse no implica renegar del recuerdo, sino interiorizar la idea de que esa persona querida ya no está físicamente presente, pero puedes encontrar un lugar para ella en el recuerdo y en el corazón. Así lo expresaba Charles Chaplin:
«La vida me ha enseñado a decir adiós a la gente que quiero, sin sacarlos de mi corazón»
En una ruptura buscada, escribes a esa persona de la que te enamoraste y que ya has perdido porque en el curso de los años dejó de ser la que era. O tal vez has sido tú la que ha cambiado. Guarda en las palabras aquello bueno que te dio y suelta lo que te hizo daño.
Tal vez la despedida es un yo que quieres dejar ir. Si dejas de fumar, por ejemplo, despídete de ese tú fumador y da la bienvenida a tu yo no fumador. Al escribir la despedida añades compromiso. Recuerda en tu relato felicitarte por lo que consigas. ¿Quién mejor que una misma para reconocer el esfuerzo y los logros?
En toda despedida, sea del tipo que sea, el proceso de aceptación es costoso y provoca dolor. Prueba a escribir todo lo que pasa por tu cabeza y oprime tu corazón.
EJERCICIO
¿Estás en un momento de despedida? De alguna persona fallecida recientemente, por una ruptura sentimental o de amistad, por cambio de trabajo, por un yo que quieres dejar atrás…
Escribe una carta de despedida como ejercicio de este capítulo y, cuando termines, escribe sobre cómo te sientes tras haberla escrito.
CPT, descanse en paz.
P.