Meditar sin cojín ni incienso: vivir desde dentro, incluso cuando todo es caos
En serio, se puede... :)
Hace tiempo abandoné mi blog Viviendo Mindful y sus redes porque se me suponía una espiritualidad o misticismo que no me identificaba en realidad.
No me molesta, porque lo entiendo.
Durante años yo también creí que meditar era algo reservado para gente más elevada (no sé qué término utilizar) que, además, cuentan con tiempo, un rincón silencioso y un cojín perfecto para sentarse. En mi primera formación en mindfulness, lo vi como una práctica tan estática y «correcta», que muchas veces me resultaba ajena, incluso inalcanzable.
Pero en uno de los muchos libros que estudié, o tal vez fue en otra formación, leí que meditar no es (solo) quedarse quieta, sino quedarse dentro. Y algo se abrió en mí: eso le daba una nueva perspectiva.
Decidí abordar este punto en mi blog y me pasé mucho tiempo hablando de meditación desde otro lugar. Si bien la meditación formal es lo que la mayoría piensa, el mindfulness informal va más allá. Se trata de un enfoque que no se limita a una técnica meditativa, sino que es una forma de habitar la vida. Mindfulness no es solo meditar en una posición estática; incluye algo de neurociencia, de misticismo, de gratitud y de actividad, sin imposiciones.
Por eso decimos que se puede meditar en medio del caos. De hecho, es donde más sentido tiene hacerlo.
Perooo, por supuesto que lo hay, no todo iba a ser tan fácil, necesitas haber aprendido y practicado la meditación formal para poder llevarla a lo cotidiano. Y hay más aún: también es preferible que empieces cuando estás bien. Si quieres comenzar en un momento crítico, te será muy difícil hacerlo. En cambio, si aprendes cuando estés bien internamente, te será muy fácil aplicar lo aprendido en los malos momentos para que sean menos malos.
Meditar, por tanto, no es una postura, sino presencia. No se trata de dejar la mente en blanco (eliminar esa expresión de vuestra cabeza porque es algo imposible), sino de habitar lo que ocurre: estar, respirar, escuchar, sostener lo que hay sin huir ni evitar.
Esto es el mindfulness informal: cuando lavas los platos, al caminar o hacer ejercicio, cocinando, cuando escribes un email e incluso haciendo scroll en redes sociales. Ocurre cuando te sientes desbordada y, aun así, eliges no desconectarte del todo. Porque incluso en la fatiga o la prisa, hay un lugar al que volver: tú.
La meditación tampoco se mide en minutos
Recuerdo compañeras de mis clases que tenían la sensación de estar «haciéndolo mal» (también me pasó al principio), como si hubiera una forma correcta de meditar y todas las demás fueran intentos fallidos. Pero no es así: meditas o no meditas. Punto. Pregúntate si el error es pensar que meditar es (solo) algo que se hace solo con los ojos cerrados.
Hay personas para las que la vida entera es una meditación, cuando elige vivir en la experiencia, desde la coherencia, la aceptación, la gratitud y la serenidad.
Y de eso te quería hablar, porque también tú, que escribes, que sostienes días llenos de exigencias, puedes elegir mirar tu rutina de otro modo. Quizá no puedas sentarte veinte minutos cada mañana para hacer una meditación formal a la salida del sol, pero puedes elegir respirar con más consciencia cuando entras a una reunión, o mirar las hojas al caminar hasta el colegio de tus hijos, o pararte a percibir cómo el agua cae sobre tus manos mientras te lavas los dientes.
Eso también es meditar.
El corazón como punto de partida
Así que, tranquila si no tienes tiempo o eres de las que dicen que no saben/les gusta meditar, porque no necesitas técnicas avanzadas. Te basta con el deseo de habitar tu cuerpo, de abrirte a lo que hay. Como me dijo uno de mis maestros, «no se trata de cerrar los ojos, sino de abrir el corazón».
Y cuando vives así —escribiendo desde lo que sientes, dando un paso atrás antes de reaccionar, respirando hondo antes de decir que sí a algo que no quieres— todo cambia. Te aseguro que no es magia, es presencia.
El mundo puede moverse frenético o ser un caos a tu alrededor, seguirás teniendo listas eternas de tareas y muchos tengo que en la agenda, pero algo en ti cambia cuando decides que quieres estar ahí, de verdad. No de una manera perfecta en la que todo funcione como consideras que es excelente para ti, solo presente.
Meditar escribiendo también es posible
Tú, que usas palabras para nombrar lo que a veces no sabes decir, ¿te has dado cuenta de que escribir también puede ser una forma de meditación? Me refiero a escribir desde dentro, sin correcciones y sin filtros. Dejar que la tinta (o el teclado) te devuelva al presente cuando conectas mente y mano.
Por eso, de mi formación en mindfulness pasé de manera natural a la escritura personal e íntima, porque conmigo vibra mejor meditar escribiendo que sentada con un audio que no me aporta.
Puedes, además, aplicar las herramientas de la meditación formal y escribir una frase mientras escuchas tu respiración, o detenerte entre dos párrafos para mirar por la ventana y dejar que la mente fluya. Y voy más lejos aún: si eliges no revisar lo escrito hasta el día siguiente, eso también puede ser una práctica espiritual y un entrenamiento para alejar a la perfeccionista que quizá habita en ti.
Porque cuando estamos conectadas con lo que hacemos, aunque sea una tarea sencilla, todo se transforma. Incluso una rutina puede volverse un ritual, o una frase puede abrirte la puerta a tu propia calma.
La presencia no necesita silencio. Te necesita a ti.
No creas que vivir con presencia es un lujo, algo que harás cuando tengas más tiempo, menos obligaciones, la casa adecuada, etc. Es ahora, en este momento, cuando más lo necesitas, porque la meditación, también desde un punto de vista menos espiritual, es una necesidad humana. Como me decían en clase: es para la mente (y el alma) lo que la ducha para el cuerpo.
Así que olvídate de tratarlo como otra tarea a añadir a tu lista. Todo lo contrario. Se trata de soltar, de dejar de exigirte y empezar a escucharte. No necesitas hacerlo igual que las demás. Solo necesitas encontrar tu forma.
Baila si eso te conecta, o escribe si eso te calma. Respira en medio de una larga cola, camina, abre una ventana, mira a tu hija mientras habla y decide que no vas a pensar en otra cosa más que en ella. La presencia está esperando en los márgenes de tu día. Solo tienes que sentirla con atención plena.
Todo eso es meditar.
Lo que transforma no es el número de minutos que le dedicas, sino la decisión de estar.
Ya no me interesa la meditación como perfección. Me interesa como refugio. Como esa manera de sostenerme, incluso cuando todo alrededor va acelerado, como una forma de recordar que puedo vivir mi vida sin desconectarme de mí.
No hace falta un templo. Hace falta una intención. Estar en ti mientras haces lo que haces.
Y sí, también puedes hacerlo en el trabajo, de camino a una reunión, entre emails y deadlines. Porque lo sagrado no está reservado para lugares especiales: está en tu forma de mirar lo cotidiano.
Cómo empezar una práctica de meditación sin que parezca otra tarea más
En Por amor del arte podrás experimentar todo esto a partir de julio. Por ejemplo:
Meditación de los sentidos al escribir
Una forma de entrar en presencia sin forzarte a parar. Ideal para escritoras que sienten que su mente salta de un lado a otro. Solo necesitas dos minutos. En la próxima versión Premium escribiremos sobre los sentidos en varios bloques mensuales.El ritual del café consciente (aunque tengas cinco minutos)
Un pequeño gesto diario para reconectar antes de empezar el día. Incluye una frase que te ayude a anclar tu intención.Tu espacio interior: práctica guiada de respiración corta para centrarte antes de una reunión o una sesión de escritura
Fácil, sin posturas, sin cerrar los ojos si no quieres. Solo tú, tu cuerpo, y un minuto contigo.
Son solo algunos ejemplos, más lecturas recomendadas, reuniones de escritura o charla y chat privado, de lo que encontrarás en esta comunidad si decides entrar.
🪶 Pronto más información. Te adelanto que habrá un precio promocional durante el verano.
Hasta el 1 de julio, seguimos con todo gratis. Después, las cartas del domingo serán iguales si no deseas entrar. Anunciaré el tema del mes unos días antes por si quieres solo hacer ese bloque temático.
Lo hablamos, si tienes dudas o sugerencias.
Si has llegado hasta aquí y quieres leer más de mí, he escrito varios libros para ayudarte a estar más concentrada, hacer pausas y escribir desde dentro:
• Entrena tu atención: para estar más presente concentrarte mejor
• Pequeña GRAN guía de la atención
¡Gracias por leerme!
P.
Meditar es abandonarse en el Ser para dejar de ser.