La intuición, el diario y la superación del miedo: escribir para recuperar la conexión creativa
La creatividad es esa chispa vital que da sentido a todo lo que hacemos. No es solo pintar, escribir o componer. Es la energía que atraviesa cada aspecto de la vida, desde cómo resolvemos problemas hasta cómo nos expresamos en el mundo.
Pero hay momentos en los que esa chispa parece apagarse. Puedes sentirla como un bloqueo, como si algo estuviera impidiendo el flujo natural de ideas y emociones. Y cuando se tira de ese hilo, muchas veces lo que encuentras es vacío.
Porque el problema nunca es solo "no puedo escribir" o "no tengo ideas". Es que hay algo más atrapado en algún rincón de la mente o del cuerpo. Tal vez una emoción reprimida, una carga del pasado que sigue como una sombra, o simplemente el ritmo frenético de la vida moderna que te desborda.
Lo que está bloqueado por dentro, se refleja por fuera. A veces, la creatividad se despierta no con un esfuerzo por escribir más o pintar mejor, sino con algo tan simple como ordenar un espacio físico, salir a caminar o recuperar un pequeño ritual olvidado. Porque liberar algo con el movimiento, abre ventanas a la creación.
La creatividad no desaparece, solo te desconectas de ella
Hay una idea errónea sobre la creatividad que dice que, si está bloqueada, es porque algo se ha roto o ya no sirves para crear. Que hay un problema en la persona, en la capacidad o en la disciplina. Pero yo no lo veo de esa forma. La creatividad es innata y sigue ahí, intacta, esperando a que la conexión se restablezca.
El problema es que esa conexión está llena de estática. El ruido constante, la sobrecarga de información, la urgencia por producir resultados en lugar de permitirnos vivir el proceso...
Vivimos en un mundo que recompensa la eficiencia y la velocidad, pero la creatividad no sigue ese ritmo. La creatividad necesita pausa, necesita espacios vacíos donde pueda expandirse sin presión.
No se trata de "curar" la creatividad, sino de recuperar la relación con ella. De encontrar prácticas que reduzcan el ruido y fortalezcan el vínculo con esa parte más intuitiva, más libre, más auténtica.
El poder del ritual y la intención.
Un primer paso para recuperar la conexión con la creatividad es crear pequeños rituales que marcan el momento de entrar en ese estado de apertura. No tiene que ser algo complicado ni místico. Puede ser tan simple como preparar una taza de café con atención plena en el proceso, encender una vela antes de escribir o poner una lista de reproducción que nos ayude a cambiar de estado mental.
La clave está en la intención. En notar que hay una transición, un momento en el que se deja atrás el ruido del día para entrar en un espacio más profundo y enfocado. Un espacio donde la mente se relaja y las ideas empiezan a fluir.
El diario: una herramienta para limpiar la estática
Escribir un diario no es solo para quien quiere documentar su vida. Es una herramienta muy útil para despejar la mente, liberar pensamientos atrapados y encontrar claridad en medio de la bruma mental. Es una herramienta más y no te digo que la utilices sí o sí, hay mucha literatura bloguera que casi la impone, pero ya te digo que no es para todo el mundo. Que algo tenga beneficios probados no la convierte en algo de consumo global.
Si lo pruebas, no hace falta escribir largas páginas cada día, todos los días, aunque se llame diario. A veces, basta con responder tres preguntas simples, cuando necesites parar o sientas que algo bulle dentro de ti y te desconcierta de alguna manera:
¿Cómo me siento ahora mismo?
¿Qué necesito en este momento?
¿Qué me gustaría crear hoy?
Responderlas, sin filtros ni juicios, envía un mensaje clave a la mente: «Importo. Mis emociones importan. Mi bienestar importa. Soy válida». Y con el tiempo, esa pequeña práctica ayuda a desbloquear lo que parecía imposible.
Cuando la creatividad está bloqueada, la respuesta no siempre es forzarse a escribir más o a producir más. A veces, es prestar atención a lo que sentimos, a lo que el cuerpo y la intuición nos están pidiendo.
Escribir un diario (que, insisto, no es lo mismo que escribir todos los días) es una forma de hacerlo, de escucharnos a nosotras mismas sin interrupciones, de recuperar la voz propia sin la presión de que tenga que ser útil o perfecto.
La intuición y el miedo a equivocarse.
La intuición es esa voz interna que sabe lo que es correcto antes de que la razón lo analice. Es la que guía, la que dice qué historia escribir, qué camino tomar, qué decisión elegir. Pero muchas veces, el miedo la silencia.
El miedo a equivocarse. A perder tiempo en algo que no funciona. A escribir un libro que nadie quiera leer. A elegir mal y arrepentirse. Pero el miedo a equivocarse es, en realidad, un miedo a la incertidumbre. Y la incertidumbre es parte del problema.
No hay forma de saber con certeza si una decisión es la correcta. Pero lo que sí es seguro es que quedarse paralizado por miedo al error es la única forma garantizada de no averiguarlo.
El secreto no es evitar el miedo, sino aprender a moverse con él, a que sea la pareja de baile, a escribir aunque haya dudas, a empezar aunque no haya garantía de éxito y, sobre todo, a confiar en que cada intento aporta algo, aunque el resultado final no sea el esperado.
Porque la intuición no se equivoca. Puede llevar a caminos inesperados, a proyectos que parecen no encajar al principio, pero siempre conducen hacia donde se necesita estar. Solo hay que atreverse a escucharla.
Ejercicio práctico: desbloquea la creatividad con el diario
Si sientes que la creatividad está bloqueada, prueba este ejercicio de escritura durante una semana. No hace falta que sea perfecto, solo que sea honesto.
Paso 1: Encuentra un momento y un lugar sin distracciones.
No necesitas mucho tiempo. Solo diez minutos en un espacio donde puedas estar en calma.
Paso 2: Escribe sin filtros ni expectativas.
Empieza con una de estas frases y deja que las palabras salgan sin preocuparse por la estructura o la coherencia:
Lo que realmente quiero crear es...
Si no tuviera miedo, probaría...
Lo que me bloquea ahora mismo es...
La frase que tengo ahora mismo en la cabeza es…
Paso 3: Lee lo que has escrito y elige una acción pequeña.
No tiene que ser un cambio sorprendente. Puede ser algo mínimo como organizar un espacio, salir a caminar o escribir una idea sin intención de publicarla. Algo que mueva la energía, que abra un poco la puerta o te siente al borde de la piscina sin que tengas que tirarte a ella.
A veces (puede haber otras causas), lo que impide la creatividad no es falta de ideas, sino falta de conexión con una misma. Escribir un diario, prestar atención a la intuición y permitir el proceso sin presionarte, es el primer paso para recuperar esa conexión.
Porque la creatividad nunca desaparece. Solo espera a que volvamos a escucharla. Y por eso estamos aquí, en Por amor al arte, buscando esas vías de conexión con nuestra creatividad en el más amplio sentido de la palabra, porque no se trata de inventar solamente, sino de extraer de lo que ya existe en nosotras. Aquí vamos a buscar diamantes en las rocas, agua en el desierto, plenitud y calma en este mundo que nos presentan como turbio y lleno de ruido, si solo atiendes a las noticias, pero que tiene mucho más, sobre todo porque tú estás en él. Vamos a extraer el jugo de la vida a través de palabras, encuentros y lo que surja.
Como te decía en el primer párrafo:
La creatividad es esa chispa vital que da sentido a todo lo que hacemos. No es solo pintar, escribir o componer. Es la energía que atraviesa cada aspecto de la vida, desde cómo resolvemos problemas hasta cómo nos expresamos en el mundo.
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Me ha gustado mucho eso de que «No se trata de "curar" la creatividad, sino de recuperar la relación con ella».
Yo tengo una agenda que es a 4 años vista y hace unos días no escribo.
Hoy te he leído y voy a poner en práctica el diario, que siempre he escrito, la verdad