¿Si me esfuerzo en prestar atención, lograré permanecer atenta/o?
Te doy una visión que quizá no te habías planteado
¿Si me esfuerzo en prestar atención, lograré permanecer atenta?
Respuesta corta con spoiler: La atención no es algo que pueda forzarse.
Prestar atención implica mucho más que simplemente mantener la vista fija o evitar distracciones. Es una actitud, una disposición interna hacia lo que verdaderamente nos interesa. ¿No te has dado cuenta de que cuando algo tiene interés para ti, le prestas toda tu atención? Una película que te absorbe, mirar a tu bebé, practicar tu hobby preferido…
No hay más que observar a un niño jugando para darse cuenta de esto. Todas las personas nacemos con la cualidad de la atención, a nadie le falta. La cuestión es saber gestionarla y llevarla hacia donde queremos.
Es en este punto donde radica una verdad fundamental: atendemos de manera natural a aquello que nos importa.
Pero, ¿qué ocurre cuando la atención no fluye, cuando te encuentras dispersa, obligándote a centrarte en algo que parece escaparse de tu mente una y otra vez? Tal vez en esos momentos te preguntas si basta con forzarte, con apretar los dientes y concentrarte.
Pero la realidad es que la atención genuina no surge de la fuerza, sino del interés y el respeto por ti misma y por lo que haces.
¿Te has detenido a pensar en lo que significa realmente atender?
No es solo un acto mecánico; es un acto de amor propio. Al atender, te estás diciendo a ti misma/o: «Esto me importa. Yo me importo». Porque al final, nos guste o no, todas las personas tenemos un interés natural por nosotras mismas, aunque a veces lo olvidemos en medio del caos diario.
Cuando te observas con detenimiento, puedes notar cosas que quizá antes pasaban desapercibidas. La escritura, por ejemplo, es un espejo fiel de tu atención. Si te sientas a escribir y te cuesta concentrarte, si sientes que las palabras no fluyen, puede que haya algo más profundo que ahora no ves. Tal vez sea el cansancio, el miedo a no estar a la altura, o incluso la falta de confianza en ti misma. Al ponerte atención, descubres las pequeñas resistencias que te alejan de tu mejor versión, esas barreras invisibles que te hacen difícil conectar con lo que estás creando.
Y aquí es donde entra un punto clave:
Si te obligas a atender, lo único que logras es reforzar esa resistencia. Porque cuando te fuerzas, lo que realmente estás haciendo es negarte a ti misma.
La atención verdadera no se impone, surge desde el respeto y la aceptación de cómo te sientes en ese momento. Es un acto de compasión hacia ti misma.
¿Sabes cuándo sucede la magia? Cuando, en lugar de forzarte, aceptas que a veces no tienes la energía o el estado mental para prestar atención plenamente. Y está bien. No siempre tienes que estar al 100%. El simple hecho de reconocerlo ya es un acto de atención. Desde ahí, puedes comenzar a crear una relación más saludable con tu creatividad y con tu vida.
¿Y si siento que estoy todo el día en la parra?
Vivir distraída es, en cierto modo, dejar que los momentos pasen sin estar verdaderamente presentes. Es escribir por escribir, sin emoción, sin conexión con lo que quieres transmitir. Cuando te das cuenta de esto, entiendes que la atención es una herramienta para vivir más plenamente, no solo para producir más. La escritura se convierte en un acto consciente de creación, en el que cada palabra tiene un propósito y cada historia es una extensión de ti misma.
No es necesario obligarte a estar aquí y ahora en todo momento. La clave está en prestar atención porque te amas.
Atender al momento presente no es un deber, es una oportunidad para conectar contigo misma y con el mundo que te rodea. Y sí, la vida sigue su curso, con o sin nuestra atención, pero si realmente quieres vivir, si deseas que tu escritura sea un reflejo auténtico de lo que llevas dentro, necesitas elegir estar presente.
Vivir distraída, dejando que la vida te atraviese sin ser parte activa de ella, no solo afecta a tu bienestar, sino también a la calidad de lo que creas. Cada momento que dejas escapar, cada historia que no cuentas porque no le prestas la atención suficiente, es una oportunidad perdida. Y no se trata de que te castigues por ello, sino de que reconozcas que tienes el poder de cambiarlo.
Como dice Elizabeth Gilbert, las ideas no son propiedad de nadie en particular. Según ella, están flotando en el aire, esperando ser descubiertas y apropiadas por individuos curiosos y creativos.
Esa curiosidad activa, la mirada de turista que comento a menudo, viene de la atención.
La vida es una secuencia de relaciones, y esas relaciones nacen de la atención que prestamos a los demás y a nosotras mismas. Si tratas a una persona con indiferencia en este momento, ¿qué tipo de momento crees que vendrá después? Por otro lado, si decides conectar, aunque sea con algo tan simple como un gesto de cariño, el siguiente instante estará cargado de significado.
Lo mismo ocurre con la escritura: si le prestas atención, si te entregas a ella con amor y dedicación, los resultados serán más profundos y verdaderos.
Lo que sientes, lo que escribes, lo que creas: todo es fruto de tu atención. Si vives sin prestar atención, si simplemente te dejas llevar por la inercia, los resultados reflejarán esa desconexión. Y no solo en tu vida personal, sino también en tu arte (que hablo de escribir, pero es aplicable a todo en la vida).
Forzarte a prestar atención es un camino que solo conduce a la frustración.
Porque la atención no surge del esfuerzo desmedido, sino de una decisión consciente de estar presente.
Vivir y escribir con atención es una elección que haces cada día.
No se trata de obligarte, sino de recordar que el presente, tal como es, merece ser atendido. Y tú mereces vivir plenamente, sin perderte nada de lo que ocurre a tu alrededor ni dentro de ti.
Así que cuando te sientas distraída o desconectada, ya sea en la escritura o en cualquier aspecto de tu vida, pregúntate qué es lo que realmente necesitas. Tal vez solo sea detenerte, hacer una pausa, respirar y recordar que no se trata de forzarte a estar presente, sino de permitírtelo, desde el amor y la aceptación.
Prestar atención no es una imposición. Es una oportunidad para vivir de manera más consciente, más plena, y para crear con autenticidad. Y eso es lo que verdaderamente importa.
Si mis palabras resuenan contigo, tengo dos pequeñas ayudas para que aprendas a gestionar tu atención o, como sugiero al final, hacer pausas para reconectar contigo y con tu energía:
Hola Pilar, me ha encantado tu carta. Siento que se alinea a lo que pensaba en estos últimos días cuando estaba bajando la intensidad de ciertos hábitos y así como vos sugerís, se trata de mantenernos enfocadas que lo hacemos por nosotras mismas ¡Y funciona! Para tener compasión con nosotras mismas. Hace poco terminé de leer el libro Atención Plena (del que voy a hacer una reseña pronto) que habla un poco desde varías perspectivas como accedemos a la concentración. Voy a anotar el que recomiendas. Fue un bálsamo al corazón. Gracias